Mi obra oscila entre lo figurativo y lo abstracto, abarcando desde la naturaleza hasta lo urbano, siempre con una conexión profunda. La costa uruguaya, tan presente en mi vida me llevó a sentirme en sintonía con la acuarela: cambiante, espontánea y expresiva.
Como arquitecto, las estructuras edilicias también son un tema recurrente. Busco sintetizarlas más que detallarlas, dejando que la fluidez de la técnica hable por sí misma.
Ver la realidad a través de manchas y trazos es descubrir mundos escondidos en lo cotidiano, una experiencia poética y artística. La acuarela, con transparencia y atmósferas etéreas, permite evocar paisajes emocionales que nos transportan.