Originario de Paysandú, Uruguay, es un artista autodidacta cuya conexión con el arte comenzó a una edad temprana, a los cinco años, cuando descubrió su pasión por la pintura y su profunda afinidad con la naturaleza.
Desde niño, Danny desarrolló una sensibilidad especial hacia su entorno, creciendo rodeado de animales y naturaleza, con los que aprendió a comunicarse a través de un lenguaje intuitivo y no verbal.
Su curiosidad por el arte y el deseo de expresar sus experiencias lo llevaron a experimentar con cómics, revistas, y una variedad de técnicas y materiales.